este verano, le dejé a mi hermana mi ipod, mientras yo acompañaba a mis hijos para dormir y cuando volví a la terraza, me descubrió una canción que tenía por ahí rodando y que había escuchado muchas veces, pero no le había prestado atención. O hasta ese momento, no había tenido mucho que decirme. Esa noche me lo dijo todo de golpe y aún ahora, avanzando en el mes de diciembre y a 900 kilómetros de esa terraza, esa noche, su calor y su color y mi hermana, reverberan en mí todas las reflexiones que se me -nos- agolparon en un par de horas.
todas las cosas imperfectas nos rodean y nos hacen felices y desgraciadas. Nos hacen reír y nos acompañan y nos duelen y nos hacen aprender, crecer, alejarnos, elegir.
a mi hermana y a mí nos enseñaron a buscar la perfección y eso hace que, a menudo, no hayamos sabido mirar, contemplar y discernir entre todas las cosas imperfectas de que se construyen nuestros mundos. Nos ocuparon en intentar que todo fuera perfecto, por eso lo demás -todo- había quedado fuera de ángulo. No salía en la foto. Estaba ahí, era eso, era todo, pero nosotras buscábamos otra cosa. Por eso, todas las cosas imperfectas, llegado un límite, se rebelan y aparecen, repentinamente; no tenemos más remedio que verlas, porque se imponen. No tenemos más remedio que mirarlas, que acogerlas, que observarlas y aprender. Ahora sí. Dejar esa ardua tarea imposible de buscar algo que no existe y enfocar nuestra energía en todo lo que de verdad merece la pena.
en todas las cosas imperfectas.
que abarcan nuestras casas, nuestros trabajos, nuestras amistades, nuestras crianzas… que incluyen nuestros proyectos de vida emborronados y vueltos a hacer, nuestros cuerpos… todo eso que en algunos casos sólo requiere una mirada de cariño, complicidad y reconocimiento. Que en otros se va tornando perfecto a base de cambiar unas pequeñas imperfecciones por otras, por esas que nosotras queremos, aceptamos, podemos mirar y tener la seguridad de que es así como las deseamos ver.
todas las cosas imperfectas que hemos analizado, mirado, deseado y elegido en nuestras vidas, somos nosotras. Son nuestras.