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las 4 cosas

07/03/2017

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hace un tiempo, al referirse a la forma de ser y comportarse de las personas, alguien me contó que creía que lo imprescindible es tener las 4 cosas. No sé si en algún momento me especificó cuáles eran exactamente, aunque me parece que le entendí bastante bien y estuve básicamente de acuerdo.

me ha resultado oportuno rescatar su expresión, para escribir sobre mi punto de vista acerca de los aspectos esenciales a la hora de criar y educar. Porque para mí, efectivamente, lo imprescindible se puede resumir en 4 cosas:

que piensen

sin duda el que tengo por máximo objetivo, que encierra a todos los demás, éstos y cualesquiera que se puedan tener.

si alguien me preguntara qué único deseo proyecto para mis hijos, le respondería instantáneamente: que piensen. Que piensen por ellos mismos; sólo pensando se extrae todo el jugo a los acontecimientos, surgen preguntas, se analizan respuestas. Y como pensar está estrechamente ligado a poseer espíritu crítico, puede ser adecuado asumir como tarea favorecerlo, fomentarlo, no acallarlo.

pensando, se llega.

que se conozcan

conocer a alguien conlleva ver y saber qué cualidades y qué aspectos negativos posee. Es significativo que al preguntar a las personas sobre sus peculiaridades, una gran cantidad de ellas no sepa responder, o necesite mucho tiempo para dar con ellas. En muchos casos, pienso que se trata de un signo de cómo durante la infancia no se le concede tiempo, ni importancia, a mirar y mirarse, sin juzgar, con el simple objetivo de conocer.

ninguna persona es perfecta, ni es sano aspirar a serlo. Es difícil que una criatura aprenda a mirarse por entero, si crece convencida de que debe encajar en un molde. Más bien aprenderá cómo adaptarse a ese molde, o cómo “aparentar” que encaja. Evitando mirar aquello que no cabe en él, considerándolo “malo” y obviando que lo que no miramos, no desaparece. Igualmente, crecer identificándose únicamente con los aspectos negativos que posee, sin apreciar sus cualidades y la totalidad del conjunto, sólo favorecerá que se defina por sus defectos y olvide potenciar y desarrollar sus capacidades.

imponer un molde a las criaturas es tan sutil, que conviene prestar mucha atención a nuestras palabras y nuestras acciones. La finalidad debería ser que se conozcan, que sepan cómo son de forma integral. Y que está bien que sean así.

que se quieran y sepan que se les aprecia incondicionalmente

querer a alguien, incondicionalmente, implica amar a la persona entera, con lo que nos gusta de ella y lo que no.

no es justo condicionar el amor, para ninguna de las partes.

a menudo, las personas que cuidamos y educamos, olvidamos qué es para las criaturas sentirse amadas. Cuando les decimos cómo deben ser, cuando les damos a entender que siendo como son no nos gustan, dejan de sentirse queridas. Algunas veces intentarán ser como sus figuras de referencia queremos que sean, comenzando un calvario de falta de auto-aceptación y un aprendizaje basado en complacer, como moneda de cambio del amor muy, muy peligroso.

en otras ocasiones, su auto-afirmación puede pasar por hacer exactamente lo contrario de lo que les imponemos, marcándose un camino que también llevará a la falta de autoconocimiento y a la autodestrucción, como única salida para sentir que se expresan y que de alguna manera, no hacen lo que se espera de ellas y de ellos (el problema es que tampoco hacen lo que desean).

que conozcan y hagan valer sus derechos

para reclamar nuestros derechos y enseñar a nuestras criaturas qué es justo que pidan, primero hemos de conocerlos. Y además, es necesario que los cumplamos ante ellas. Criar y educar con respeto consiste básicamente en esta premisa: conocer, transmitir y velar por los derechos de todas las partes. Por ello, no es conveniente exigir obediencia, ni hacer sacrificios. Por ello, es adecuado considerar las necesidades de todas las partes y procurar la máxima autonomía y cuidado, propio, mutuo y de lo común.

estas cuatro cosas tienen que ver con el día a día durante la infancia y la adolescencia, pero sobre todo, pueden constituir unas bases sólidas para las personas adultas que serán nuestros hijos y nuestras hijas. No cabe posponerlas, porque ¿cómo se marca el cuándo empezar?. No se trata de cuestiones arbitrarias, sino, a mi juicio, de una forma de entender la vida y las relaciones. Y la forma de entender la vida y las relaciones sólo se transmite desde el convencimiento.

por eso, cuando le doy vueltas a la pregunta de qué me gustaría para mis hijos, no lo dudo. Yo no quiero “que sean felices” (no sé qué es la felicidad). Quiero para ellos las 4 cosas.


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